sábado, 7 de junio de 2014

Ejercicio 2

Francisco De Goya

“Yo no veo líneas ni detalles… No hay razón para que mi pincel deba ser más que
             yo”.
- Francisco de Goya

Algunas de las mejores obras de Goya tienen como telón de fondo un terrible conflicto Europeo: La guerra de independencia (1808 - 1814), librada en Francia y una coalición de España, Portugal y Reino Unido. Napoleón invadió la península ibérica en 1808 y su hermano José fue entronizado en España. Finalmente las tropas francesas fueron expulsadas por la feroz resistencia española y las tropas de Wellington.

El 2 de Mayo de 1808 estalló en las calles de Madrid. Una violenta sublevación, seguida de una rápida y brutal represión por los invasores. Al día siguiente, los franceses realizaron detenciones y llevaron a cabo una serie de ejecuciones en la montaña del Príncipe Pío a las afueras de la ciudad Esto desencadenó una campaña de guerrillas contra los franceses en todo el territorio nacional. Al acabar las hostilidades con la restauración de la monarquía española, el gobierno decidió conmemorar la bravura y el sacrificio de los rebeldes. Se declaró un año de duelo oficial y se invitó a los artistas a presentar su propio homenaje a las víctimas. A Goya se le donó cierta cantidad, aunque no se hizo encargo oficial alguno. A cambio él creó dos obras maestras.

 Ambas obras tuvieron una tibia acogida , debido en parte a su radical enfoque, mientras que las pinturas neoclásicas, que ensalzaban el heroísmo de los rebeldes, fueron recibidas con mucho más entusiasmo. Además, existían sospechas sobre el patriotismo de Goya, que había tenido buenas relaciones con el régimen de ocupación francés y había recibido una condecoración de José I (hermano de Napoleón). Ambas pinturas fueron discretamente admitidas , pero no expuestas, y quedaron depositadas en los almacenes del museo del Prado, donde yacieron olvidadas durante dos generaciones.

Estas son las dos obras:




El dos de mayo de 1808 en Madrid, la lucha contra los mameluecos, 1814 Museo del Prado (Madrid España). En éste cuadro, Goya se centra en la sublevación.



El tres de mayo de 1808, 1814 Prado (Madrid, España). Esta pintura representa el acto de barbarie cometido por el ejército de ocupación francés en los inicios de la guerra de la independencia española.  Aquí representó las sangrientas consecuencias de dicho evento.



La maja desnuda, 1800 Prado (Madrid, España). Los desnudos femeninos eran muy raros en España, por una buena razón: La inquisición condenó a éste famoso cuadro por “obsceno” y emplazó al artista a comparecer ante un tribunal para revelar la identidad del cliente y explicar el propósito de la pintura. 




El coloso, 1808 – 1812 Prado (Madrid, España). Se ha sugerido que el gigante es un guardián simbólico de España inspirado por un poemapatriótico contemporáneo: <<… del sol del ocaso a la encendida lumbre / descubre alzado un pálido Coloso / que eran los Pirineos / basa humilde sus miembros giganteos>>. Atribuido históricamente a Goya, en 2009 el museo de Prado confirmó la atribución de este lienzo a Asensio Julià, un discípulo suyo. El significado e identidad del gigante han dado pie a interminables especulaciones: una personificación de la guerra, la peste o el pánico, e incluso símbolo del propio Napoleón.



El entierro de la sardina, 1815 - 1820 Real academia de Bellas Artes en San Fernando (Madrid, España). Este cuadro muestra una de las escenas comunes de la época en ese país: la celebración en Madrid de esta fiesta popular que representa el fin del Carnaval y el inicio de la cuaresma, periodo de ayuno y arrepentimiento que conmemora los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto y precede a la Semana Santa.



Tanto y más, 1810; de la Serie Desastres de la guerra [estampa], 22. Esta ilustración representa uno de los desastres de la guerra, el estremecedor catálogo de Goya sobre las atrocidades cometidas durante el conflicto español (1810).



Gustave Courbet

“La esencia del realismo es la negación de lo ideal… La expresión de la belleza está en relación directa con el poder de percepción adquirido por el artista”.
- Gustave Courbet.


La comuna de parís, durante la revuelta posterior a la guerra franco-prusiana, una milicia popular se hizo con el poder en París, exigiendo una república democrática y social. La comuno sólo gobernó de marzo a mayo de  1871, pero para futuros movimientos revolucionarios de izquierda y anarquistas fue un importante modelo político.



El entierro de Ornans, 1849 – 1850 Musée d’Orsay (París Francia). El funeral del tío abuelo del artista dio pie a un tema nada convencional para una pintura de 1850, sobre todo para una de tales dimensiones. El retrato de gente corriente en vez de figuras de la realeza o históricas, era toda declaración socialista. La elección de esta ceremonia de clase popular, fue en realidad, según Courbet: “el entierro del romanticismo”.




El encuentro, o Bonjour, Monsieur Courbet, 1854  Museo Fabre (Montpellier). En éste cuadro se representó a sí mismo de excursión por el campo con los utensilios de pintar a las espaldas, siendo saludado respetuosamente por un amigo y cliente. Tituló el cuadro Bonjour, Monsieur Courbet. A cualquiera acostumbrado a las escenas teatrales del arte académico, éste cuadro le parecería francamente infantil. No existen en él elegantes actitudes, ni fluidez de líneas ni colores sugestivos. Comparada con su tosca composición, incluso la de Las espigadoras de Millet, parece muy estudiada. La idea misma de un pintor autorretratándose en mangas de camisa, como un vagabundo, debió ser considerada una ofensa por los artistas respetables y sus admiradores. Pero esto fue, de todos modos, lo que Courbet se propuso conseguir, pues quiso que su cuadro constituyera una protesta contra los convencionalismos aceptados en su tiempo, que sacara al burgués de sus casillas y proclamara el valor de una sinceridad artística sin concesiones contra el hábil manejo de la rutinaria habilidad tradicional.




Bañistas, 1853 (Museo Fabre, Montepellier). Este cuadro fue motivo de escándalo en el Salón, se incluye en la tradición europea de la salida del baño de las ninfas, las diosas o Susana. A través del misterio de la actitud de estas dos mujeres, frecuente a lo largo de su obra, Courbet establece un contrapunto entre el realismo del desnudo y el fondo clásico.





Los picapiedreros  1849 (destruido en 1945) Galerie Neue Meiter (Dresde, Alemania). Una de sus pinturas claramente realistas. Courbet retrató la poco atractiva vida de los obreros. La rebelión  contra las convenciones románticas de la época le granjeo cierta notoriedad cuando expuso en el Salón de 1850.



El taller del pintor, 1855 Musée d’Orsay (París, Francia). Éste oleo subtitulado Alegoria real de siete años de mi vida artística y moral, muestra a Courbet trabajando flanqueado por <<el mundo de la vida trivial>>, a la izquierda, y por un admirado grupo de amigos, a la derecha (entre ellos, la novelista George Sand, el poeta y crítico Charles Baudelaire y el político Pierre-Joseph Proudhon). En el centro dando la espalda a un sensual desnudo que simbolizala tradición artística, el artista pinta un paisaje ante la mirada absorta de un niño y su perro. Courbet expone este lienzo, rechazado por el jurado de la exposición universal, en el pabellón del Realismo, en la plaza del Alma. Delacroix escribirá en su diario: “... Descubro una obra maestra… El único inconveniente es que el cuadro que pinta […] parece un verdadero cuelo en medio del cuadro. Han rechazado una de las obras más singulares de nuestra época. Por su tema, que admite varias interpretaciones, así como por sus cualidades pictóricas, éste cuadro es una obra insigne de la pintura francesa.




El origen del mundo, 1866 Museo de Orsay (París, Francia). Se dice que el pintor rompió, con éste cuadro, los términos de la composición femenina. El desnudo se muestra, para la época, de un modo arrogante al vello púbico, rayando en la pornografía. Según los especialistas, la obra fue pintada en 1886 por encargo del diplomático turco Halil Serif quien en esos momentos residía en París. Serif compró a Courbet El sueño y esta pequeña tela que nunca fue expuesta al público, permaneciendo durante más de 100 años en colecciones privadas.


Cibergrafía y Bibliografía:

Martinez de León, Hugo; La historia de la obscenidad, Olmo Ediciones, 1ª ed., Buenos Aires, Argentina 2010.
Gombrich, E.H., Lahistoria del Arte, 1950, Editorial DIANA,  última ed. 1999.
Tuffelli, Nicole, Soler Llopis, Joaquim, Masafret Seoane, Marta; El impresionismo y otros ismos del s.XIX, Colección: RECONOCER EL ARTE, 2007, España.
Arte, La guía visual definitiva: 1800-1900, Editorial: Dorling Kindersley, 2010. 



1 comentario:

  1. Dither:
    ¡Excelente selección! Especialmente las notas y comentarios que las acompañan... ¿son textos tuyos?

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